Yeremi Vargas y Sara Morales

Yeremi Vargas y Sara Morales
Yeremi Vargas desaparecido el 10 de marzo de 2007 - Sara Morales desaparecida el 30 de julio de 2006

El caso Marta del Castillo y la "ayuda" de los videntes

En estos días pasados hemos publicado varias noticias relacionadas con los videntes. Ahora traemos aquí la relación de este tema con un caso de desaparición muy conocido en España. Antes de que se abriera la última línea de investigación en la finca Majaloba, en La Rinconada (Sevilla), la Policía recurrió a videntes para buscar el cuerpo de la joven desaparecida Marta del Castillo. Lo hizo después de rastrear más de un centenar de lugares de las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva sin hallar rastro alguno que pudiera ayudar a encontrar el cadáver de la adolescente desaparecida, de cuyo asesinato se cumplieron el pasado 24 de enero cinco años, tal como relataba ese mismo día el Diario de Sevilla.

Desesperados por la falta de pistas y con el hallazgo del cuerpo de Marta como única obsesión, los investigadores de la Policía llegaron a inspeccionar las ubicaciones marcadas por estos adivinos, que orientaban a los agentes en sus búsquedas y que se mostraron convencidos de que los restos de Marta se hallaban donde ellos indicaban, según han indicado a este periódico fuentes judiciales.
Antes de recurrir a estos métodos alternativos, los agentes del Grupo de Menores (Grume) -unidad que ha llevado la investigación del caso desde el primer momento- rastrearon más de un centenar de lugares en busca del cuerpo de Marta, según consta en un informe elaborado por el anterior jefe de la brigada provincial de Policía Judicial, el comisario Manuel Piedrabuena. En aquel documento, la Policía informaba al juez de Instrucción 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, de que se habían realizado más de cien búsquedas en pozos, arquetas, zanjas, edificios abandonados y canales de las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva.

Algo que venía de lejos

Asociaciones de familiares de desaparecidos denunciaron en su día el ‘acoso’ que sufrían por parte de falsos médiums. Antonio del Castillo, padre de la adolescente desaparecida, recibió más de 100 llamadas de una vidente. Por eso, informaba entonces La Gaceta, la asociación SOS Desaparecidos recomienda a las familias que deriven a la Policía estas llamadas.

“Los niños están con su padre pero muertos y el padre quiere hacer magia negra con sus cabezas, por favor no avise a la asociación y lleve el caso de manera directa con nosotros. Envíenme dos prendas de los desaparecidos y 50 euros para gastos de velas y gasolina para desplazarme al lugar”.

Es uno de los cientos de emails que reciben a diario familias que tienen hijos o nietos desaparecidos.
Muchos de estos los reenvían a la asociación SOS Desaparecidos o a la propia Policía, pero otros, sumidos en la desesperación, se agarran a un clavo ardiendo y caen en las redes de los videntes.

Ellos ofrecen algo, lo cual es mejor que nada. Les toman de la mano, les masajean la psiquis y les convencen de que la única cosa que separa a los progenitores de su don extraordinario es su dinero.

Los anzuelos de los farsantes

Fran Jiménez, coordinador de SOS Desaparecidos –asociación sin ánimo de lucro que colabora en la difusión de avisos de personas desaparecidas– relata a La Gaceta los cientos de emails y llamadas telefónicas de tarotistas, astrólogos y adivinos de todo tipo que reciben los miembros de la agrupación pretendiendo descubrirles el paradero de sus familiares. “Sobre todo, cuando los casos son muy mediáticos, tipo Marta del Castillo, la niña Mari Luz o Sandra Palo”, explican.

Unos les piden dinero –en un ejemplo de la sádica crueldad de quienes intentan lucrarse del tormento de una familia–, otros son visionarios o enajenados y tal vez uno o dos pudiesen ofrecer alguna pista útil, pero, ante la imposibilidad de discernir entre unos y otros, el consejo de la asociación siempre es el mismo: que deriven a la Policía todas esas llamadas o a la asociación y que no hagan el menor caso de ellas. “De hecho, siempre recomendamos que en los carteles de la desaparición no incluyan sus teléfonos particulares porque la experiencia nos dice que terminarán cambiando de número”, narra Jiménez.

Casos como el de Antonio del Castillo son especialmente flagrantes, ya que la familia llegó a recibir más de 100 llamadas de una médium que decía saber dónde estaba el cuerpo de Marta. “Hasta que, a la llamada 101, la denunciamos. Se puso en contacto con un equipo de rescate subacuático e intentó vender la búsqueda a un canal de televisión. Fue la gota que colmó el vaso”, explica Jiménez.

Los abuelos son el punto de mira de farsantes y videntes. “Son los más vulnerables y las personas que llaman suelen tener mucha información de la persona desaparecida. Generalmente la recopilan en los medios”.

¿Policías movilizados por un vidente?
Fuentes de la Policía aseguran que no dan credibilidad alguna a este tipo de llamadas; sin embargo, en octubre de 2011 la llamada de una vidente generó la movilización de un amplio despliegue policial en Sevilla. Una médium alertó a las autoridades del hallazgo de restos óseos que podrían pertenecer a Marta del Castillo. Resultó ser una pista falsa una vez más. Un nuevo desengaño para la familia y una vidente más preparando su próxima actuación. “No se puede emprender ninguna acción legal contra esta gente, sólo si extorsionan a la familia, hecho que sucede en muchas ocasiones”, concluye Fran Jiménez.
Recientemente se ha hablado de una vidente valenciana. El año pasado se dijo que la vidente vasca María José Bermejo ayudó en la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo tras haber tenido una visión de que el cadáver se hallaba en una finca. Avalada por la Ertzaintza, con la que ya había colaborado en otros casos de desaparecidos, la mujer acudió a Sevilla para unirse al equipo de la Policía que estaba buscando a la joven de 17 años, tal como informaba Qué.es y la revista Interviú.

Allí señaló una finca de olivos muy cercana a Sevilla en un mapa y aseguró que el cuerpo de la chica desaparecida estaba junto a una piedra que tenía un número marcado en el suelo, bajo el olivo número 26 contando desde la entrada de la finca. Con un péndulo se dirigió al lugar y allí donde señalaba la policía cavaba sin éxito.

Una de las veces, la vidente entró en trance y marcó el sitio donde según ella estaba el cuerpo de Marta. Los policías andaluces y vascos (seis agentes en total) cavaron y no encontraron nada. Se hacía de noche y regresaron a un hotel. A la mañana siguiente, volvieron a la finca, aunque esta vez hubo un problema más: se olvidó el péndulo y, con él, supuestamente la energía. Usó una bala de un agente con un colgante, pero sin éxito.

La vidente ha declarado en televisión que los familiares de estas personas acuden a ellos “no porque crean sino porque quieren una solución. La imagen la veo con la misma claridad que veo a cualquiera”. María José asegura que el don le vino poco tiempo antes de la muerte de su primer hijo. “El sentido de todo esto es muy diferente al dinero”.

La policía vasca lo desmiente
Sin embargo, tal como explicó posteriormente en su blog Magonia el divulgador escéptico Luis Alfonso Gámez, lo cierto es que la Ertzaintza no usa videntes ni ha recomendado nunca al Cuerpo Nacional de Policía que recurra a ninguno para encontrar el cuerpo de Marta del Castillo. María José Bermejo nunca ha colaborado en ninguna investigación de ese cuerpo policial, según ella misma ha contado a Virginia Melchor, periodista de El Correo. La vidente ha negado también haber viajado a Sevilla para participar en la búsqueda del cadáver de la desaparecida.

Toda la historia de la vidente de la Ertzaintza es falsa. De principio a fin. Fuentes oficiales del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco y varios agentes de la Ertzaintza aseguraron a Gámez, independientemente, que ni ese cuerpo policial utiliza los servicios de videntes ni los recomienda, ni consta que ningún agente se haya desplazado a Sevilla con una adivina.

“Nunca se han utilizado médiums a nivel oficial, ni esa herramienta está entre las que se usamos en los protocolos de investigación”, ha explicado un ertzaina que hace tiempo había dicho que jamás recurrían a brujas, aunque es posible que algún agente lo haga a título particular. “Si una vidente me dice dónde está el cadáver que busco, la detengo directamente. Cuando se reciben llamadas anónimas de particulares que quieren colaborar en una investigación, aportan datos y mencionan haberlos sabido por medio de algún poder extrasensorial, se les da el mismo tratamiento que se a los locos: «Muchas gracias, señora, por su colaboración. Tendremos en cuenta su información». Seguidamente, se cuelga el teléfono, antes de que entre la risa”.

Ni un caso resuelto
Tal como continúa diciendo Luis Alfonso Gámez, ningún vidente ha ayudado nunca a ninguna Policía a esclarecer un crimen, a no ser que esté implicado en los hechos. A pesar de la creencia popular de que este tipo de ayudas pueden haber sido útiles alguna vez, no es así. Nunca los poderes de un adivino, radiestesista o médium han solucionado un asesinato, desaparición o secuestro. Jamás.

La supuesta ayuda de estos individuos no sirve para nada y, en el peor de los casos -si los agentes son crédulos-, puede hacer perder un tiempo precioso a los encargados de cualquier investigación siguiendo pistas inútiles.

Y recuerda el caso de Sylvia Browne, una vidente que anunció en 2004 en un programa de televisión que Amanda Berry, una joven desaparecida en 2003, estaba muerta. Sin embargo, la muchacha fue rescatada sana y salva el 7 de mayo de 2013 en Ohio después de diez años de cautiverio. La madre de Amanda, Louwana Miller, falleció en 2006 a causa de un fallo cardiaco y su familia dijo entonces que la revelación de la adivina había hecho que muriera con “el corazón roto”. Desaprensivos como Browne hacen negocio del terrible dolor que conlleva la muerte o desaparición de un ser querido y, cada vez que se les da cancha en un medio de comunicación, consiguen publicidad gratuita.

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