La madre de los menores, Ruth Ortiz, encabezando la marcha que se celebró ayer en Huelva
Unas 4.000 personas claman en Huelva por el regreso de los pequeños de Córdoba
Miles de personas se echaron ayer a la calle en Huelva en el día en el que se cumplían cuatro meses desde la desaparición en Córdoba de los pequeños Ruth y José Bretón Ortiz. En una multitudinaria manifestación encabezada por la madre de los niños, Ruth Ortiz, los onubenses se solidarizaron con la familia materna de los menores, que residen allí, asistiendo de forma masiva a su convocatoria.
En medio de un estremecedor silencio, los participantes recorrieron varias calles del centro de Huelva hasta llegar a la plaza de las Monjas, donde la madre y la portavoz de la familia hablaron para exigir su derecho a saber dónde están los niños, de los que no hay rastro alguno desde el pasado día 8 de octubre.
Visiblemente emocionada y ante miles de personas que clamaban justicia, Ruth Ortiz exigió «saber dónde están mis hijos, ocultos por la intervención de uno o varios adultos que no quieren decir la verdad».
La madre de los niños manifestó «la verdad nos hará libres a todos», en clara alusión a su todavía marido, José Bretón, al que pidió que no «permanezca más tiempo callado». Asimismo, reclamó de nuevo la colaboración de los ciudadanos por «si alguien pudiera aportar alguna pista» sobre el paradero de los pequeños.
Precisamente, esa falta de pruebas sobre los niños mantiene, por un lado, la esperanza viva entre los miembros de la familia Ortiz, y por otro, acrecenta también su angustia por los días que han pasado sin que se sepa nada de los menores.
Por su parte, la portavoz de la familia, Esther Chaves, tomó la palabra para reivindicar los derechos de la infancia, vulnerados «hace cuatro meses por una persona que quiso quitar de su vida feliz junto a su familia a dos niños, de seis y dos años».
Citando expresamente a la Declaración Universal de los Derechos del Niño y a la propia Constitución Española, Chaves reclamó la libertad de Ruth y José, y aseguró que la familia mantiene intactas las fuerzas para seguir luchando porque los menores vuelvan a casa.
También quiso agradecer el apoyo de todos los onubenses, llamados a participar en la concentración de ayer incluso por el alcalde de la ciudad, Pedro Rodríguez, presente en la marcha, y el obispo de la diócesis, José Vilaplana. Los agradecimientos los hizo extensivos también a los padres de Marta del Castillo, de Mari Luz Cortés, Sandra Palo o Yeremi Vargas, que han apoyado a la familia en todo momento. También dio las gracias a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los medios de comunicación, e incluso a las imprentas, que colaboran desinteresadamente en la difusión de las imágenes de los menores.
«Es un cobarde»
Tras la lectura del manifiesto, la portavoz de la familia materna atendió a los múltiples medios de comunicación presentes y arremetió de nuevo contra el padre de los niños, que permanece en prisión desde el pasado día 21 de octubre, acusado de los delitos de detención ilegal cualificada por desaparición de menores y simulación de delito. De él dijo que «es un cobarde que ha privado a sus hijos de libertad y que no es capaz de enfrentarse a su propia realidad entre rejas».
El silencio de los onubenses durante toda la manifestación, impresionante por el gran número de personas concentradas, se rompió en algunas ocasiones por ciudadanos que arremetían contra el padre de los niños y por personas que clamaban justicia para este caso.
También las pancartas exhibidas durante la marcha culpaban a José Bretón de lo acontecido y les exigían que diga de una vez por todas la verdad acerca del paradero de los dos hermanos.
Mientras, la familia paterna se mantiene en silencio, ajena a las concentraciones y a las campañas de solidaridad que se extienden a lo largo y ancho de la geografía española. Algunos representantes institucionales alzaron ayer la voz por el triste aniversario. Así, el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, declaró en una emisora local que «la angustia que todos sentimos podría transformarse en drama y vergüenza si este caso quedase sin resolver; pero tengo la convicción de que no será así».
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