Yeremi Vargas y Sara Morales

Yeremi Vargas y Sara Morales
Yeremi Vargas desaparecido el 10 de marzo de 2007 - Sara Morales desaparecida el 30 de julio de 2006

Sofica Elena Sabau



Ana Elena no sabe quién es Jeremy Vargas ni ha visto nunca su foto. Aunque parezca mentira, esta mujer rumana no suele ver la televisión en su humilde casa en el barrio valenciano de Nazaret.
Pero sufre la misma pena y congoja que la madre del niño canario. La hija de Ana Elena también desapareció en extrañas circunstancias. Sucedió el 25 de septiembre de 2005 en Valencia.

La afligida madre no ha conseguido borrar de su memoria aquella noche. “Vimos una película todos juntos en el comedor y luego nos acostarnos. No hubo ninguna discusión”, recuerda María Elena. “Mi marido se levantó a las tres de la madrugada para beber agua y se dio cuenta de que la puerta de la habitación de Sofica estaba abierta. Entró y descubrió que se había marchado”, añade la mujer.

Con apenas 13 años de edad, Sofica Elena Sabau ya se había fugado de casa cuatro veces en cinco meses. Los padres de la niña rumana temían en un principio que su hija pudiera estar retenida en Valencia por una red de prostitución o un pervertido.

La penúltima vez que Sofica se marchó del hogar familiar, un hombre raptó a la menor y trató de agredirla sexualmente en una casa de campo. “Nos contó que el individuo intentó quitarle la ropa y abusar de ella, pero se defendió con un trozo de cristal y escapó”, relata la madre de la adolescente.
Ana Elena está desesperada y apela a la colaboración ciudadana para localizar a su hija, pero no ha contado con tanto apoyo mediático como la familia de Jeremy Vargas.

Y es que son dos desapariciones muy diferentes. Mientras que el caso del niño canario está catalogado de alto riesgo, el de la menor rumana fue calificado por la policía de inquietante. La propia madre de Sofica reconoce ahora, un año y medio después, que su hija seguramente se fugó “para vivir su vida”.
“En casa no le falta de nada, pero algunas veces se enfadaba conmigo porque no le dejaba salir por las noches. Tiene muchas fantasías en la cabeza”, señala Ana Elena.
Sofica, que ahora tiene 15 años recién cumplidos, solía frecuentar un locutorio del barrio de Nazaret para chatear por internet, por lo que su madre sospecha que pudo contactar con algún pederasta con piel de cordero.

El tiempo que la menor lleva desaparecida no ha mitigado la angustia de Ana Elena, que sigue buscando a Sofica por las calles y locutorios de Valencia. Sabe que una adolescente atractiva y extrovertida es carne de cañón para las mafias de prostitución que operan en España.
“He dejado mi trabajo para buscar a mi hija y no voy a parar hasta que la encuentre”, asegura la mujer con firmeza a pesar de su sufrimiento. “Estamos siempre pendientes del teléfono porque tenemos la esperanza de que algún día acudirá a la policía”, afirma Ana Elena

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